JAVI

POESÍA URBANA – NO

No

No piso la agencia tributaria ni de casualidad,
pero cada día rindo tributo a la libertad.
Me muevo en un espacio físico tridimensional,
donde lo inmaterial se valora por encima de lo material
y aunque la puerta siempre está abierta,
muy pocos saben entrar.

Entre un tacto rectal y un acto teatral,
me quedo con el Lazarillo de Tormes,
que me recuerda más a mi realidad.
Cuando lo has perdido todo,
siempre hay voluntarios para hundirte más en el lodo.

Invertiste mucho en intentar humanizar a tu tití,
hasta le pusiste un ático en la calle potosí.
Te juro que esta noche me lo llevo,
y lo regreso a donde nunca debió salir.

Escúchame Chiquitín.
En mi barrio Stuart Little y Tintín
Viven de okupas en un fortín.
Lo llenaron de flores de pitiminí,
y por las noches juegan al trivial entre espartanos y travestís
Y sin mí.

Da igual si eres contador de la luz,
del agua o del gas,
o un contador de historias.
Lo importante es contar algo, ¿no?
Pues eso.
Tiempos difíciles son menos difíciles entre tiempos verbales.

Lisen to me chato,
aunque a cada rato intento imitar a mi gato,
todavía no puedo chuparme con la lengua mis zapatos.
¡Ipso facto!
Me quedo estupefacto con la llegada de un artefacto.
De su puerta salen centinelas con cara de abstractos.
Si sois ovnis sacarme del globo terráqueo
porque mi vida en la tierra ya no la aguanto.
Se acabó,
me planto.

¡Ciao a tutti!
Me voy a comer amapolas al campo con el gran maestro Gutti.
Es todo lo que siempre quise.
Mi gente me llama Takise.

Soy mitad toro, mitad trovador,
y no me identifico con los machos alfa que van de tiburón.
Deja de repetirte el mismo mantra campeón.
Es inquietante y a la vez que tranquilizador,
saber que no pasa absolutamente nada,
si sales a la calle con la cremallera desabrochada del pantalón.
Atravesando la travesía de la T con mi pequeño dragón.

Yo soy porque nosotros somos,
UBUNTU,
UBUNTU
UBUNTU.

Javier Milán Jerez

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JAVI

POESÍA URBANA – NOSTALGIA DE UN POETA FUERA DE SU TEMPLO

NOSTALGIA DE UN POETA FUERA DE SU TEMPLO

Nostálgico del club de los poetas muertos,
esta tarde he decidido montar un huerto.
Por las noches lo vigilará un tal Willy el tuerto,
y allí florecerán mis letras y pensamientos.

Sin ton ni son,
necesito un todopoderoso toldo,
una botella de tequila y un tambor
ya que temibles trotamundos procedentes de Tazmania tiemblan
Cuando toses trozos de tortilla repletos de teflón.

Cuánta tensión hay en la televisión,
escuchar a tanto tonto taciturno hablar de su talento
Me resulta tremendo tostón.

Me tambaleo entre el talante y el agravante,
de pellizcar a manos vacías o con guantes.
Tengo una tienda de tinieblas en mi portal
Y los martes saco tajada con tenebrosos de todo el mundo que me vienen a comprar.
No acepto talones ni pagos con tarjeta,
solo acepto huevos y no todos,
solo los de La Gallina Turuleca.

Trituraste mi tocadiscos y te aplicaré la ley del talión,
tu talón de Aquiles siempre has sido tú mismo tontorrón.
Un cohete y un donete se dieron cita en mi retrete,
ojalá me pudiera perder con el barco de chanquete.

Soy testigo de que la tirantez reina en este territorio,
pero él no tiene la culpa de haber nacido Don Juan Tenorio.

¿Cómo serían nuestros pinchitos de tortilla sin tener delante a Risto y Paz Padilla?

Ha habido un empate técnico entre la ternura y la travesura,
y en mi boca toman té un grupo de aceitunas.

Trasnochando por la Barceloneta yo me encontré,
a un triste taxista que tuvo un traspié.
Intranquilo por su estado le pregunté:
Pero, ¿Por qué?
A lo que el triste taxista me contestó:
¡Qué desilusión!
Mi taxi resultó ser un decepticon.

En el templo del tacto,
da igual si eres tenor o tartamudo,
los únicos pentagramas que hay son tus manos.
En el templo del tacto,
trineos hechos de piezas de tente y tulipanes tontean con el asfalto.
En el templo del tacto,
mis tímpanos se levantan bien temprano,
con el sonido de cuatro cuencos tibetanos.

Melón tajá en mano,
Melón tajá en mano,
Melón tajá en mano.

Javier Milán Jerez

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